No llegamos a destino ese día y tuvimos que hacer noche en Puerto Angel, pequeño puerto de pescadores situado en una pintoresca bahía de las costas oaxaqueñas en el Pacífico Sur. Pasada la noche y después de un austero desayuno, seguimos hasta Zipolite.
Zipolite, Playa de los Muertos en Zapoteco, era otro lugar donde pensábamos que no era muy propicio para conseguir chamba con nuestra música, pero digno de conocer por lo cerca que nos encontrábamos y por los buenos comentarios que nos habían dado.
Para sorpresa de todos, tocamos en distintos bares las tres noches que estuvimos y con muy buen recibimiento. A esta altura del viaje tocar es sinónimo de comer, hidratarse con algunas chelitas, e irse con algo de plata de pasar la gorra, mas lo que el lugar nos paga. Que mas se puede pedir!
Cuatro días acampando a metros de una extensa playa, con temperaturas mayores a los 48° y olas que asustan y se hacen respetar, donde llevar un traje de baño no es indispensable y uno pueda andar sin problemas como Dios nos trajo al mundo.
Se nos quedo una guitarra en Zipolite, sera que habrá que volver en algún momento a buscarla.
